lunes, 7 de febrero de 2011

ISSSTE. La “reforma” de Calderón: un fracaso anunciado

ISSSTE. La “reforma” de Calderón: un fracaso anunciado

Gustavo Leal Fernández

A todo lo que ha perdido el mundo del trabajo en México desde Miguel de la Madrid (1982) hasta Calderón (2010) hay que agregar, ahora, el asalto para deprimir el nivel pensionario de los trabajadores activos y, sobre todo, los de nuevo ingreso.

A la “reforma” Zedillo del IMSS para los que laboran en el apartado A (1997), siguió la de Calderón al ISSSTE para los del apartado B (2007). Prosiguieron la individualización de cuentas para el retiro de los trabajadores de la CFE y el IMSS (2008) y, durante 2010, los nuevos contratos colectivos de los trabajadores de la aviación que modifican severamente sus pensiones, en especial las de los de recién ingreso.

Ninguna de ellas ha mejorado el horizonte pensionario de quienes fueron contratados antes de su imposición. La pensión de los jubilados en el Apartado A suma, si acaso, 38 por ciento respecto a su nivel medio de ingreso. Aunque ciertamente todas han comprometido el futuro pensionario de los jóvenes con pensiones que hoy quedan bajo su entera responsabilidad.

“Diseñadas” con urgencia, esas “reformas” exhiben  ambigüedades, vacios y complejidades legales resultantes de una precipitada aprobación parlamentaria que favorece la confusión de los derechohabientes y el consecuente dictado de jurisprudencias que no alivian la calidad de su hechura legal, pero potencian la desconfianza sobre los institutos de seguridad social.

Las “reformas” tecnocráticas siguen hinchando las bolsas de los administradores de los -cada vez más- cuantiosos recursos para el retiro, sin mejorar el rendimiento neto y seguridad de los dueños de esos fondos.

Además de que la situación de las finanzas públicas ha empeorado por el crecimiento de las pensiones en curso de pago. Apenas el pasado mes de agosto la movilización social forzó a que Calderón “suspendiera” -por motivos básicamente electorales- la imprudente Jurisprudencia 85-2010 que vergonzosamente gestionara desde la SCJN el ministro Sergio Valls Hernández, coincidiendo curiosamente con la visión de la Secretaria de Hacienda (José Antonio González Anaya).

Pero las cuentas no mejoran. Esa “reforma” del ISSSTE que tanto se vendió como un “alivio” sobre las finanzas públicas viene operando justamente en sentido contrario. El gasto en pensiones se duplicó en los últimos diez años ejerciendo mayor presión en esas finanzas públicas.

45 meses después de la entrada en vigor de la “reforma” Calderón al ISSSTE, la secretaría de Hacienda erogó 10 mil 500 MP para cubrir las pensiones en curso de 810 mil jubilados y su presupuesto seguirá al alza en los siguientes años en un entorno económico poco optimista marcado por el débil crecimiento, incremento de la informalidad y desplome de las coberturas efectivas de la seguridad social.

El año 2011 es en el que -según señala la Nueva Ley en su artículo 14 y Cuadragésimo Sexto Transitorio- la Junta Directiva deberá revisarla estableciendo la “viabilidad futura del Instituto”.

También será el momento en que la Afore PENSIONISSSTE -creada el 12 de marzo de 2008- cumplirá tres años de administrar los fondos pensionarios de los trabajadores al servicio del Estado y, vencido el plazo al 12 de marzo de 2011, deberá someter a la decisión voluntaria de sus aforados si se mantienen en ella o migran a otra Afore. 

La “reforma” calderonista  nunca buscó mejorar a fondo la seguridad social de los trabajadores al servicio del estado y su cuadro de prestaciones, seguros y servicios; a reformar de raíz el asunto público en beneficio de sus titulares. De haber sido ese el propósito, el incremento en la cotización debió haber sido sensiblemente superior al raquítico 2.65 por ciento actual, aplicable gradualmente hasta el 2012. E igualmente debieron haberse contemplado ajustes profundos en las vías con que se otorgan las prestaciones. Por eso están como están hoy los servicios institucionales. El asunto público está hoy peor que antes de la “reforma” de Calderón.

Como ya sucediera antes con la “reforma” Zedillo al IMSS, sólo tres años después, el Seguro de Salud de la “nueva” Ley del ISSSTE ya arrastra un tal déficit que, según el Informe Financiero y Actuarial 2010 (IFA-10), sus recursos “serán insuficientes para cubrir los gastos en el mediano y largo plazos en cada una de sus vertientes”. Y ello, a pesar de los 8 mil MP que le trajo sólo a ese Seguro la “reforma” de Calderón y que Yunes consumió por entero antes de buscar fracasadamente la gubernatura de Veracruz.

El IFA-10 responsabiliza del déficit a los 600 mil trabajadores -con una edad promedio de 64 años- que se jubilaron antes de la “reforma” y cuyos tratamientos crónicos son “muy costosos”. Este “pasivo heredado”, sostiene, impactó al Seguro de Salud y se prevé que siga operando con déficit “hasta la extinción del grupo” lo que ocurrirá en 2070!

Como si los jubilados no hubieran cotizado justamente para recibir debidamente esa atención y como si los tecnócratas de Calderón que “diseñaron” la “reforma” (José Antonio González Anaya) no hubieran previsto esta “anomalía” hasta tres años después de la imposición de la “reforma”.

Y es que, el objetivo de Calderón -como antes el de Zedillo y Fox-, fue sólo el de hacerse con el uso de los cuantiosos recursos pensionarios administrados ahora en PENSIONISSSTE.

¿Cuándo, cómo y dónde iniciará el urgente debate nacional para reformar -junto con la del IMSS de Zedillo- esa fracasada “reforma” de Calderón?

Redacción: El presente artículo del doctor Gustavo leal Fernández, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, se publicó por primera vez en el periódico La Jornada el sábado 5 de febrero de 2011.