viernes, 27 de abril de 2012

En el Hospital General de México: mentes criminales, manos criminales


En el Hospital General de México: mentes criminales, manos criminales
El director, el subdirector médico, una hematóloga, un internista y hasta el jefe del Jurídico, coludidos

Valentín Cardona
23 de abril de 2012


La mañana del 23 de abril último, Adriana González Magallón murió en el Hospital General de México. Las causas del deceso son desconocidas hasta el momento, ya que Francisco Navarro Reynoso, director del hospital, ordenó la congelación del expediente, posiblemente con el móvil de manipular la información y encubrir la mala atención y praxis que recibió la paciente desde el pasado martes 17 día en que fue condenada a muerte por los médicos que la recibieron a las 23 horas y que le dijeron “váyase a su casa, porque no tiene nada”.


A pesar de estar salvaguardada por el llamado Seguro Popular, seguro de muerte al que se inscribió desde 2010, Adriana sólo recibió regaños de los médicos del Hospital y la negativa a ser atendida. En el colmo, estudios de laboratorio a los que fue sometida fueron “traspapelados” y le solicitaron que se los volviera a realizar, “porque se perdieron o se hicieron en otra área que no tiene interés en el caso”.


Los principales cómplices en este probable homicidio, fueron María del Socorro Reyes Atrisco, supuesta médico hematóloga con cédula profesional 5394604, quien la recibió el miércoles 18 y no le quiso dar pase a internación ni cita abierta a Urgencias porque “no lo ameritaba”. “No sirve de nada que la interne porque primero necesito conocer su historial y que primero pague sus estudios y después me los den el Hospital”, dijo la inhumana mujer a pesar del estado crítico en que se encontraba Adriana y de las súplicas de su padre, quien desesperado al ver que el estado de salud de su hija se deterioraba, la llevó al hospital después del primer rechazo en repetidas ocasiones.


Acudir al Hospital General no fue gratuito, dado que Adriana “gozaba de la protección” del Seguro Popular, médicos del Hospital General “Gustavo Baz Prada” en Nezahualcóyotl, estado de México, previamente se declararon incompetentes para atenderla e indicaron a sus familiares, “tiene Seguro Popular, llévenla al Hospital General de México, porque la paciente está grave y necesita que la internen y atención urgente”.


El miércoles 18 Adriana empeoró y luego de 6 horas en espera, ya de madrugada del jueves 19 de nuevo fue rechazada en el Hospital General, “no tiene nada, se está haciendo”, dijeron en Urgencias; su estado de salud se deterioró a tal grado, que el viernes 20 su padre la llevó otra vez a Urgencias, pues la cara de Adriana ya sufría deformaciones y “la boca se le fue de lado”, contó al reportero el señor Adrián González. Un infame médico internista la recibió y dijo a su padre: “esta mujer no tiene nada, tiene la boca chueca porque así es, así nació defectuosa”, el señor Adrián González Javier –padre de Adriana- suplicó al malnacido internista “intérnela por favor”, el hombre suplicaba una y otra vez casi sangrando de los ojos por tanta lágrima. “No tenemos lugar y entienda: su hija nació defectuosa”, repitió este cómplice del homicidio.


Fue María Esther Gutiérrez, patóloga y supuesta médico legista del hospital, quien practicó la “necropsia de ley” al cadáver de Adriana luego del fatal desenlace y después de que el señor González suplicó a la dirección del Hospital le entregaran el cuerpo de su hija, pues pensaba llevarla al SEMEFO de la Ciudad de México a que le practicaran la autopsia. “No se preocupe, lo mismo que le van a decir allá, nosotros se lo vamos a decir aquí, además, le va a salir muy caro”, comentó la legista al señor Adrián.
Según Esther Gutiérrez, “yo le voy a decir las causas de la muerte, pero lo que es claro y que yo no le puedo decir, es que en efecto, hubo una muy mala atención médica a su hija aquí en el Hospital”, confió la médica.


Ante la negativa y cerrazón del director del Hospital General a entregar cualquier documentación del expediente de Adriana a su padre y a otros familiares interesados, Juan Miguel Abdo Francis, subdirector general adjunto médico, se comprometió a “ser imparcial y realizar una investigación completa del caso”.


Lo único cierto es que tocará al Ministerio Público de la Federación encargarse de esclarecer este caso de homicidio por negligencia.