lunes, 12 de noviembre de 2012

Transas en la sección 34 del SNTSS

Serían “punta de iceberg” y referente de lo que sucede a nivel nacional

Valentín Cardona

Noviembre 12 de 2012


Desde el 23 de mayo del año que corre, un supuesto “serio e irreversible problema de salud” dejó fuera de acción al capo mayor del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), Valdemar Gutiérrez Fragoso, personaje oscuro con evidencias familiares y documentadas de ligas con el narco.

Tras la ausencia del “líder”, se rebatieron al interior del CEN bandas en busca del poder y del control de la agrupación. Tocó a la parentela del capo buscar seguir con el control del poder en el sindicato en todas sus esferas, y para ello, tuvieron el apoyo –como el capo- de la actual administración panista.

La parentela del capo y sus aliados encontraron en Manuel Vallejo Barragán al títere que supliría a Valdemar y para ello convocaron a elecciones para renovar la dirigencia. Desde la disidencia, el doctor Miguel Ángel Van-Dick Puga ofreció la competencia más seria a la mafia sindical aferrada al control de uno de los gremios más números e importantes de América Latina y del mundo.

Como era de esperarse, ganó la impunidad calderonista y, tras pasarse literalmente por el arco del triunfo el orden estatutario del SNTSS, la Ley Federal del Trabajo e incluso podría decirse, la Carta Magna, el “capito” Vallejo Barragán se apoderó del gremio, es decir, el espíritu de Valdemar y sus intereses aún predominan en el sindicato.

Todas las secciones que integran al sindicato a nivel nacional están podridas, tal y como lo publicó desde 2002 Imagen Médica en una nota titulada “Se pudre el sindicato del IMSS”, entonces presidido por Fernando Rocha Larrainzar, por cierto, recientemente fallecido por causas desconocidas y de acuerdo con información proporcionada a Imagen Médica, por una sobre dosis de cocaína; nada extraño dadas las adicciones de Rocha al polvo blanco.

Y como muestra de la descomposición del sindicato, todo a cambio de disminuir las conquistas de los trabajadores, basta el botón de lo que sucede en la sección 34 del poderoso gremio. Queda aquí una pequeña historia:

 

Las transas de Gachúz

 

De acuerdo con información proporcionada a Imagen Médica por trabajadores de la sección 34 del sindicato, se realizan cambios escalafonarios y de categorías de un plumazo, con el objeto de aumentar los salarios percibidos antes de tramitar una pensión.

Entre otros se incurre en delitos del orden común y federal, con la complicidad de autoridades del instituto –Daniel Karam-, bajo tratos oscuros a los que los trabajadores ordinarios no tienen acceso.

Como “punta del iceberg” y ejemplo “de cómo el poder permite realizar actos deshonestos y corruptos”, Susana –trabajadora de la sección 34- detalla los pasos truculentos seguidos por el enfermero Andrés Gachúz Gómez -también secretario general de la sección 34 que abarca entre otros, el Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS-, para incrementarse el salario y así poder obtener una pensión superior a la que por ley le corresponde.

 

Gachúz Gómez tiene el número de matrícula 3561194, e ingresó al sindicato con la categoría de auxiliar de enfermería, sin embargo, de una quincena a otra y de repente comenzó a cobrar “como enfermero especialista en salud pública”. De hecho, el cambio parecería normal, comenta Susana, sin embargo, acusa: “no tenemos conocimiento de que haya realizado curso alguno para obtener esa categoría”.

Otro caso sucio en el que Gachúz metió las manos es el de Benito García Cruz, quien se apuntaba para suceder a su jefe en la secretaría de la sección. Resulta que García Cruz cobró hasta la primera quincena de septiembre como técnico en radiología, categoría que mantuvo por años. Sin embargo, a partir de la segunda quincena de septiembre comenzó a cobrar como “químico clínico jefe de sección”, situación que generó indignación y malestar entre los verdaderos químicos.

Susana relata que Gachúz pidió a Benito García se jubilara y como resultado aparecieron esos cambios extraños de categorías y por consiguiente mayores pagos se reflejaron en el tarjetón correspondiente –copia en poder de Imagen Médica-. Según Susana, para acceder a la categoría a la que llegó Benito de un plumazo, primero se requiere obtener la categoría de químico clínico y después presentar un examen para poder ocupar la jefatura de la sección.

Y cuenta que hay muchos químicos que han presentado el examen correspondiente y están esperando haya una base para ocupar la jefatura. Ante la indignación –prosigue Susana-, preguntaron en Profesiones, donde obtuvieron como respuesta que no se encontró cédula profesional alguna que ostentara a Benito García como químico.

 

Más transas

 

A las turbias maniobras de Gachúz y García se suma la de María Isabel Vázquez Bernal -esposa de Benito García-. Esta mujer con número de matrícula 5952875, ingresó al sindicato como oficial de puericultura e igual, como por arte de magia cambió de categoría la segunda quincena de septiembre; desde entonces es “jefe de oficina A 80”. Susana cuenta que estos puestos son escalafonarios y se integran por 5 categorías, es decir, para ocupar la jefatura 80 se deben presentar 5 exámenes e ir subiendo de categoría progresivamente.

Susana acusa que todos los movimientos realizados por Gachúz, García y Vázquez Bernal son un fraude al Contrato Colectivo de Trabajo y al Régimen de Jubilaciones y Pensiones, pues argumenta, “pretenden obtener una pensión mayor a la que les corresponde”.

Y no es todo, de acuerdo con normas institucionales, la autorización de cambios de categoría y de escalafón son analizados por sindicato e instituto por una “comisión mixta”, misma que sería cómplice de estos cambios sin sentido y fraudulentos.

Como director del instituto, Daniel Karam no estaría exento de culpa, por lo que podría ser llamado a cuentas aún terminada su gris y triste gestión frente al IMSS.

De acuerdo con información en poder de Imagen Médica, son cientos los casos –tal vez miles-, a nivel nacional y en todas las secciones del sindicato, en donde la alteración de tarjetones es común y la repartición de prebendas son el instrumento ideal de cooptación.

Los dueños de los tarjetones alterados y poseedores de estas prebendas son los que acuden a los “congresos” y levantan el dedo no para elegir a su representante, sino para preservar sus canonjías e impunidad.

380 mil son los paganos…, y si no, pues nomás revisar a fondo los expedientes de los 900 y pico de congresistas que votaron a favor del capito Vallejo Barragán en el último –y presuntamente ilegal- congreso en el que supuestamente se erigió como secretario general.